Mi madre no era alguien musical, nunca ponía un disco, nunca cantaba una canción y conocía la letra de pocas. Pero antes de morir, me pidió escuchar una en particular:
"Más que nada", de Miriam Makeba. La escuchamos juntas y a los pocos días murió.
Hoy termina el año 2019 y en veintiún días se cumplen quince años de su muerte mientras acompaño a mi padre en su propio proceso. Estoy en un viaje de ácido en Tepoztlán y al fondo se escucha sin que yo lo haya provocado, "Más que nada", de Miriam Makeba.
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